Kaliman, el hombre increible
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KALIMAN EN LA VIRGEN DE LAS ROCAS

Bella
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KALIMAN SIGUE LOS PASOS DE UN ASESINO SERIAL QUE AZOTA EUROPA Y AMÉRICA. SOLO UN HOMBRE COMO KALIMAN SERA CAPAZ DE DETENERLO Y EVITAR QUE SIGA CON SU ESTELA DE MUERTE.

1971 (1)

Kaliman abordo de su auto recorre en compañía de Solin los parajes de escocia. Estan por llegar al castillo de Sir.  Walter Brandon. Padre de un de su amigo William Brandon. Un ex agente con el que se encontraron en algunas misiones anteriores. El castillo le fue heredado a William.

Kaliman estaciono el auto ante un gran pórtico de piedra donde se leía una leyenda "Skyfire" 

-¡Cielos kaliman -exclamo el pequeño Solin, al tiempo que bajaba del auto detras del hombre increíble- hemos estado en michos lugares pero nada como este...

-Así es pequeño amigo, en estos lugares se respira solemnidad, tradición... -dijo kaliman mientras sus azules ojos recorran ese escenario al cual cubrir cierta neblina-.

Hasta el pórtico llego William Brandon y saludo a Kaliman con emoción.

En el interior del castillo, Kaliman pudo apreciar una notable  pintura de Da Vinci: La virgen de las rocas.

-Sin duda un gran trabajo amigo. ¿Es original? -Pregunto Kaliman a Sir. Walter.

-No mi querido amigo, desgraciadamente no. El original lo ha robado alguien del que tiemblo tan solo al recordarlo.


El asesino tiene por costumbre dar el tiro de gracia a sus victimas en la nuca; ordenándoles primero que se arrodillen. Ahora viaja en un tren al sur de Italia. El mismo tren en el que viaja Kaliman.



Cuando El chacal tenia algún tiempo libre y su mente estaba despejada; le gustaba admirar las obras de los grandes pintores famosos de todos los tiempos. Lógicamente se sentía mas inclinado hacia tal o cual estilo. Por ejemplo: Él no comprendía bien el sentido que el pintor español Miró le daba a sus obras... sin embargo otras técnicas si lo atrapaban. Pero lo que realmente fascinaba al chacal eran los rostros aun mas que los paisajes. El chacal decía que en los rostros se refleja toda historia, tradición, muerte, y sobre todo los ojos... los ojos decían mucho; y cundo algún artista lograba retener en sus lienzos esas imágenes, entonces el Chacal no podía escapar de tal exponente y vertía elogios a dichas obras. Por eso cundo vio la pintura "La Virgen de las Rocas" algo se quedo en su mente, algo que pensó que seria casi imposible de cristalizar en la vida real, al menos que el pudiera ver en tecnicolor. Por algún tiempo El chacal no volvió a la violencia en su vida, algo que le mantenía "vivo". Si el arte era algo magnifico, la adrenalina al matar la necesitaba de nuevo. Era difícil soportar el contraste de un mundo violento contra el mundo magnifico del arte plasmado en lienzos... y ahí estaba el Chacal, tratando de equilibrar esas dos dimensiones en las que flotaba su ser. El Chacal sonrió escueto y guardo su arma. Recordó el cuadro de Da Vinci que ahora le pertenecía y salió por esa estrecha calle de Bruselas; húmeda, silenciosa, pesada, dura, y al final el cuerpecillo de su victima quedo atrás. El olor a sangre le impidió compadecerse de esa chiquilla ahora inanimada, apergaminada. La mirada del asesino adquirió un brillo ante el reflejo de las luces de la patrulla al salir del callejón. La sirena irrumpía en ese sórdido lugar como llanto lastimero. Paso de largo. Las ratas se asustaron y El Chacal suspiro para sus adentros. Era el principio de otra larga jornada de muerte en Bélgica antes de que regresara a su casa a admirar su querida "Virgen de las rocas".

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